Seguridad digital y masculinidad digital: educar para una ciudadanía empática
- Ana W. Santiago Figueroa

- 8 oct
- 6 Min. de lectura

La nueva frontera de la seguridad digital
Durante años, cuando hablábamos de seguridad digital, pensábamos en contraseñas, virus o fraudes en línea. Pero hoy, como educadora, veo algo más profundo. La seguridad digital también significa cuidar la mente y el corazón de nuestros adolescentes. Según el informe más reciente de Common Sense Media (2025), el 73% de los varones adolescentes ha visto contenido de “masculinidad digital”, muchas veces sin buscarlo. Me preocupa pensar que estos mensajes están educando silenciosamente a nuestros hijos, moldeando su manera de ser hombres, amigos o compañeros.
“El algoritmo es el nuevo maestro silencioso: enseña a los chicos qué admirar, qué temer y a quién imitar”
Ese maestro invisible no enseña empatía ni respeto; enseña poder, control y desconfianza. Y eso, aunque no deje rastro en un historial, puede dejar cicatrices emocionales muy reales.
Masculinidad digital y vulnerabilidad emocional
La masculinidad digital se refiere a los valores, actitudes y comportamientos asociados a lo “masculino” que circulan y se refuerzan en los medios digitales y redes sociales. Estos entornos no son neutrales: los algoritmos, los influenciadores y las comunidades en línea moldean lo que los adolescentes entienden por “ser hombre”.
Según el informe Boys in the Digital Wild (Common Sense Media, 2025), este fenómeno configura una nueva pedagogía algorítmica, donde los jóvenes reciben, sin buscarlo conscientemente, mensajes sobre:
poder, fuerza y dominio;
independencia emocional;
éxito económico y atractivo físico;
rechazo a lo “femenino” o a la vulnerabilidad.
Y, cada vez más, lo veo en los jóvenes varones a mi alrededor, que esconden sus emociones detrás de una pantalla o una broma. Muchos de ellos sienten la presión de ser fuertes, dominantes, exitosos… y al mismo tiempo, están agotados tratando de cumplir con ese modelo imposible. Los discursos de la “masculinidad digital” les repiten que mostrar tristeza es debilidad, que depender de alguien los hace menos hombres, que deben competir, no compartir. El resultado: soledad, ansiedad y desconexión emocional.
Se puede pensar que adolescentes sienten que “fallan” si no cumplen con la estética de los influencers, el cuerpo perfecto, la ropa de marca, la vida sin dudas. Pero esa exigencia constante erosiona su seguridad psicológica, una dimensión que, como docentes, debemos cuidar con el mismo celo con que protegemos su privacidad en línea.
Porque sí, la ciberseguridad también es emocional. Un joven inseguro es un joven vulnerable, no solo ante hackers, sino ante discursos que lo manipulan.
Nueva generación de gurús masculinos digitales
En la última década ha surgido un fenómeno inquietante en el ecosistema digital: la aparición de “mentores” masculinos que transforman la frustración, la competencia y la búsqueda de propósito de los jóvenes en un producto de consumo masivo. Estos influencers, amparados por algoritmos que premian la polarización y el escándalo, han convertido la masculinidad en un modelo aspiracional de poder, riqueza y desapego emocional.

Entre los casos más emblemáticos se encuentra Andrew Tate, autodenominado “misógino profesional” y conocido como el “rey de la masculinidad tóxica”. Tate encarna la figura del “varón alfa” digital: predica el dominio, el control y la autosuficiencia como virtudes supremas, mientras monetiza esa ideología mediante cursos y membresías que prometen enseñar a los hombres a “recuperar su poder”. Su narrativa combina automejora económica y supremacía masculina, una mezcla que, según análisis de The 19th News, CSE Institute y Vox, funciona como puerta de entrada a comunidades en línea más radicales y misóginas.

Otro ejemplo destacado es el podcast Fresh & Fit, conducido por Myron Gaines (“Fit”) y Walter Weekes (“Fresh”). Su formato mezcla consejos sobre citas, finanzas y fitness con una retórica de superioridad masculina que desestima el feminismo y reinterpreta las relaciones de pareja desde una lógica de poder y conquista. De acuerdo con Wikipedia, Net Influencer y Society Today, este programa se ha convertido en un nodo central de la “manósfera”, un entramado de foros y canales que promueven visiones tradicionales, competitivas y excluyentes de la masculinidad. La polémica ha sido tal que YouTube llegó a desmonetizar parte de su contenido por comentarios considerados misóginos o degradantes.

Por último, Sneako, creador que transitó del entretenimiento y el gaming a discursos sobre cultura y género, representa el relevo generacional de esta tendencia. Su conexión con el movimiento “red pill” y su uso de lenguaje provocador hacia las mujeres consolidan su posición dentro de la corriente que normaliza una masculinidad rígida, desconfiada y reactiva al cambio social.
“Influencers, algoritmos y vulnerabilidad emocional”
A veces les pregunto: “¿Por qué ven tanto ese tipo de contenido?”. Y ellos responden: “No sé, me lo muestra TikTok todo el tiempo”. Y, ahí está la clave. Los algoritmos son como espejos deformantes: reflejan lo que miramos, pero también amplifican lo que más nos engancha.
Así, un video sobre “cómo ser más seguro” puede llevar a otro sobre “cómo dominar a los demás”, y ese a otro sobre “por qué las mujeres no entienden a los hombres”. Sin darse cuenta, los chicos terminan atrapados en cámaras de eco que alimentan su frustración y su enojo.
Pero lo más preocupante... es que ese clic no siempre es una elección libre. Detrás de cada video hay un diseño pensado para captar la atención, apelando a miedos, deseos o inseguridades. Es una forma de manipulación emocional que exige alfabetización crítica urgente.
Seguridad digital con enfoque de género
Necesitamos repensar qué significa “educar digitalmente”. No basta con enseñar a no compartir contraseñas o a reconocer fake news. Debemos enseñar también a pensar críticamente sobre las emociones y los roles de género en línea.
Esto implica tres pasos esenciales:
Fomentar el pensamiento crítico: enseñar a los chicos a preguntarse quién produce el contenido, con qué intención y qué emociones busca despertar.
Educar en empatía digital: que aprendan que detrás de cada perfil hay una persona, no un enemigo o una competencia.
Promover modelos de masculinidad positiva: mostrar que ser hombre también puede significar ser sensible, colaborativo y respetuoso.
Si logramos esto, la seguridad digital se convierte en prevención cultural, no solo en un conjunto de reglas técnicas.
Consejos prácticos para educadores y padres
Sé que muchos maestros y padres sienten miedo o frustración al enfrentarse a un entorno digital que cambia todos los días. Pero hay formas sencillas y humanas de acompañar sin juzgar.
1. Escuchar antes de corregir
Cuando un adolescente comparte lo que ve o sigue en redes, evitemos reaccionar con reproches. Escuchemos qué le atrae, qué le preocupa, qué busca. La curiosidad sincera abre más puertas que la vigilancia.
2. Hablar de emociones, no solo de pantallas
Preguntemos: “¿Cómo te sientes cuando ves ese tipo de contenido?” o “¿Te parece que eso te ayuda o te hace daño?”. Las emociones son la puerta de entrada a una verdadera educación digital.
3. Compartir referentes saludables
Podemos mostrar juntos perfiles o creadores que promuevan una masculinidad más humana y empática: deportistas que hablan de salud mental, hombres que expresan afecto sin miedo, influencers que defienden la igualdad.
4. Trabajar en red
Los maestros, orientadores y familias debemos aliarnos, no actuar por separado. Un mismo mensaje repetido desde casa y desde la escuela tiene más fuerza que cualquier algoritmo.
“Busquemos una ciudadanía digital empática”
Educar en seguridad digital hoy significa mucho más que evitar riesgos tecnológicos: es enseñar a los jóvenes a cuidar su identidad, su empatía y su conexión con los demás.
Como educadora, creo firmemente que la verdadera ciberseguridad empieza cuando un adolescente aprende a cuestionar lo que el algoritmo le dice sobre sí mismo.No podemos blindarlos de internet, pero sí enseñarles a pensar, sentir y decidir con libertad.
Porque proteger su mente y su corazón también es una forma de proteger su futuro.
Preguntas frecuentes
1. ¿Qué es la masculinidad digital? Es una narrativa que circula en redes y medios digitales, definiendo cómo “debe” comportarse un hombre. Suele asociarse con fuerza, control y éxito, dejando fuera la empatía o la vulnerabilidad.
2. ¿Por qué puede ser peligrosa? Porque refuerza estereotipos y puede derivar en aislamiento emocional, baja autoestima o incluso radicalización.
3. ¿Qué pueden hacer los padres? Conversar con sus hijos sobre lo que ven, no desde el juicio, sino desde la curiosidad y el afecto. Preguntar más y prohibir menos.
4. ¿Cómo pueden intervenir los docentes? Incorporando actividades que fomenten la reflexión sobre los mensajes de género en redes, y promoviendo la educación emocional como parte de la alfabetización digital.
5. ¿Qué papel tienen los algoritmos en todo esto? Son los filtros invisibles que deciden qué contenido llega a los jóvenes, muchas veces sin que ellos lo elijan conscientemente.
6. ¿Qué es la ciudadanía digital empática? Es la capacidad de participar en entornos digitales de manera responsable, crítica y compasiva, protegiendo tanto la información como las emociones propias y ajenas.
Lea el reporte en: Common Sense Media – Reporte sobre la masculinidad digital y su impacto en adolescentes (2025) https://www.commonsensemedia.org/sites/default/files/research/report/2025-boys-in-the-digital-wild-report_for-web.pdf

Comentarios